Mis padres vivían en una casa de campo en Falset, era una planta baja con un altillo donde tenían la cama de matrimonio, mi habitación estaba abajo, pero no me gustaba, porque la lámpara era la cabeza de un payaso horrible! Yo quería dormir en el altillo también, así que mi padre hizo un hueco en la pared de arriba en forma de triángulo y me pusieron un colchoncito en el suelo. Era mi casita que yo pintaba las paredes de colores con mis lápices y rotuladores. Y desde entonces, me encanta dormir lo más cerca del suelo posible.
Los sábados me levantaba muy temprano y muy contenta! para ir a buscar una bolsa de barro que mi vecino me dejaba en la puerta, todos los fines de semana que yo iba. Me gustaba hacer figuritas (sillas, mesas, personas, animales, etc...) Y los exponía encima de la chimenea para que lo vieran mis padres.
La chimenea la encendíamos en invierno pero en ocasiones especiales, porque había una estufa de butano para los días no especiales y también calentaba mucho la casa.
Teníamos algunos animales, un perro y un gato que se odiaban durante el día y no paraban de perseguirse por todo el campo, pero al llegar la noche dormían juntos en la alfombra de la entrada de la casa, también teníamos algunas gallinas y una cabra que se encontró mi padre, la cual huía de mi porque yo siempre me quería subir encima de ella, como si fuera un caballo!
El vecino se encargaba de los animales y plantas cuando mis padres no estaban, pero al final por trabajo, acabaron mudándose a San Carles de la Rápita, para mi los fines de semana ahí no eran tan divertidos...
La casa de campo la compró un matrimonio con dos hijos, también se quedaron los animales, menos el perro, los demás hubiera sido injusto sacarlos de ese hábitat porque estaban asalvajados!
Al par de años, un domingo cualquiera, mientras comíamos viendo las noticias, salieron las imágenes de una casa de campo que acababa de explotar en Falset, nosotros tres nos mirábamos alucinados porque era nuestra ex casa de campo! Por suerte no hubo heridos... Y no sabíamos si llorar por el desastre o reír porque nuestro ex gato salía en la tele, andando por encima de los escombros muy señorito.
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